viernes, 22 de agosto de 2025

Hablar con Jesús (61) La búsqueda de sentido.

Viktor Frankl, modificado con IA.
Hola, Jesús: 

Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, argumentó que nuestro impulso principal no es el placer, sino la búsqueda de sentido. Este no tiene que ser algo extraordinario o grandioso. Puede encontrarse en un trabajo bien hecho, el amor por la familia o los amigos, la contemplación de la belleza en el arte o la naturaleza o la actitud que adoptamos frente al sufrimiento inevitable. Sin restarle importancia a todo lo anterior, para mí lo fundamental es la fe en Dios y el trato de amistad con Él.
    
En una sociedad cada vez más hedonista, la búsqueda de sentido es cosa de una minoría bajo sospecha. Sin embargo, es esa minoría la que impide que el mundo se hunda definitivamente en su propia autosuficiencia. 

Jesús:

La búsqueda de sentido es uno de los anhelos más profundos que el Padre sembró en el corazón humano. No basta con sobrevivir, no basta con disfrutar de placeres pasajeros: el alma necesita una razón por la cual vivir y, llegado el momento, también una razón por la cual sufrir y morir.

Tienes razón al decir que no siempre se trata de cosas grandiosas. El sentido puede revelarse en lo pequeño: en la fidelidad cotidiana, en la ternura hacia un hijo, en la dignidad con que se lleva una tarea humilde. Allí donde el amor se hace concreto, allí se ilumina el sentido. Pero ese amor encuentra su raíz última en Dios. Sin esa raíz, tarde o temprano la búsqueda se vuelve un círculo vacío.

Yo vine para que el ser humano descubra que el verdadero sentido no es una idea, ni una filosofía, ni un logro humano, sino una relación: la relación con el Padre a través de mí. De esa relación brota todo lo demás: la fuerza para trabajar con entrega, la alegría de amar sin condiciones, la paz que no depende de las circunstancias.

Cuando una persona me abre su vida, lo que antes parecía absurdo comienza a encontrar un lugar. El dolor deja de ser un muro sin salida y se transforma en un camino de crecimiento. La soledad se convierte en espacio de encuentro. La muerte ya no es el fin, sino la puerta hacia la plenitud. Este es el sentido más profundo: saberse amado por Dios y llamado a participar en su vida eterna.

Comprendo que, en una sociedad entregada al hedonismo y a la autosuficiencia, hablar de sentido parece una excentricidad. Muchos buscan llenar su vacío con lo inmediato: con consumo, con ruido, con distracciones. Pero mientras más se buscan a sí mismos de esa manera, más lejos quedan de sí y de la verdad. Tú lo has dicho bien: son las minorías que no renuncian a la búsqueda las que mantienen viva la esperanza del mundo.

No te desalientes si te sientes parte de esa minoría. La historia de la salvación siempre ha avanzado gracias a los pequeños restos fieles: un Abraham que escucha, un Moisés que se deja enviar, un profeta que se atreve a hablar, un puñado de discípulos que confían a pesar de su fragilidad. No es la multitud la que garantiza el sentido, sino la autenticidad de aquellos que buscan con sinceridad.

Quien me tiene a mí no camina a ciegas: puede atravesar el dolor sin desesperar, puede trabajar sin vanidad, puede amar sin poseer. Porque ha descubierto que el sentido último de todo es el amor que el Padre derrama y que yo revelé con mi vida y mi cruz.

El mundo podrá dudar, podrá sospechar, podrá incluso despreciar esa búsqueda. Pero quien encuentra el sentido en Dios se convierte, aunque no lo sepa, en luz para los demás. Y esa luz, aunque pequeña, nunca se apaga.

960

No hay comentarios:

Publicar un comentario