![]() |
Vivimos en un mundo donde muchos buscan validación a través de las redes sociales. La apariencia, los "me gusta" y la aprobación ajena parecen más importantes que la verdad interior. Incluso quienes se dicen creyentes no siempre se escapan de esa trampa. ¿Qué nos dirías sobre este culto a la apariencia que se ha extendido por todas partes?
Jesús:
El corazón humano siempre ha sido tentado por la vanidad. En mi tiempo, había quienes rezaban en las plazas para ser vistos, o daban limosna con ostentación para recibir elogios. Ahora, las plazas se han multiplicado en pantallas, y los aplausos se han convertido en números que miden supuesta valía. Pero la raíz es la misma: buscar en la mirada ajena lo que solo se encuentra en la mirada de Dios.
No es malo que las personas compartan su alegría o su belleza. Pero cuando la vida se convierte en un escaparate, se olvida que el alma no se alimenta de imágenes ni de halagos, sino de verdad. El peligro de vivir para agradar a otros es que se pierde la propia identidad: ya no se actúa por convicción, sino por cálculo. Ya no se ama en silencio, sino solo si hay testigos. Y entonces, lo sagrado de la vida se reduce a espectáculo.
Yo os digo: "Cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora en secreto". Ese secreto no significa ocultar la bondad, sino custodiar la intimidad del alma. Lo mismo debéis hacer con vuestras obras y con vuestra vida. No todo debe ser mostrado ni expuesto. Quien vive buscando aprobación externa se esclaviza; quien se sabe amado por Dios, aun sin testigos, es verdaderamente libre.
El culto a la apariencia deja un vacío: cuanto más se muestra, más se siente la necesidad de mostrar; cuanto más se recibe aprobación, más miedo nace a perderla. Esa espiral nunca sacia, porque alimenta el orgullo pero no la paz. El gozo verdadero nace de la coherencia entre lo que se es y lo que se hace, entre la raíz y el fruto.
Pregúntate: ¿qué pasaría si tus actos buenos no los supiera nadie? ¿Qué sentirías si tu verdad interior quedara velada al mundo, pero visible para Dios? Quien puede responder con paz a esas preguntas, ya ha encontrado el camino.
Vivid con sencillez. Usad lo que tenéis, incluso la tecnología, para edificar, para sembrar bondad, para alentar a los que sufren. Pero no os perdáis en la necesidad de aprobación. Porque cuando llega la noche y todo queda en silencio, no es la multitud la que te acompaña, sino tu conciencia delante del Padre. Y allí, la apariencia no tiene voz, pero la verdad resplandece.
960

No hay comentarios:
Publicar un comentario