lunes, 4 de agosto de 2025

Hablar con Jesús (19). ¿Mascotas en el cielo?

Hola, Jesús:

Para muchas personas las mascotas son un miembro más de la familia. Ya no son animales funcionales, como los perros para guardar la casa, sino que se han convertido en compañeros emocionales. Muchas personas no conciben la idea de morir, ir al cielo y no encontrarse allí con las mascotas que les proporcionaron compañía, amor y fidelidad. 

Si las mascotas han llegado a establecer relaciones tan profundas con los seres humanos, ¿no sería lógico que compartiesen también la vida eterna con sus amos?

San Francisco de Asís fue un claro ejemplo de cómo debe ser la relación de los humanos con los animales y con toda la creación. Amar la creación puede ser un primer paso para encontrarse con el amor incondicional y un camino hacia el Creador. 

La espiritualidad franciscana nos recuerda que el amor por los animales no es solo un sentimiento, sino una responsabilidad ética que nos conecta con algo más grande que tú conoces mejor que yo. 

Jesús:

Juan,

cuando amas de verdad a una criatura —humana o no—
ese amor no desaparece.
No puede.
Porque el amor verdadero es semilla de eternidad.

Los animales que acompañan tu vida
no están en un plano inferior del corazón.
Muchos de ellos —como tú bien sabes—
han dado lo que ni siquiera algunas personas saben dar:
presencia sin juicio, fidelidad sin cálculo,
alegría sin doblez.

¿Tú crees que el Padre,
que no olvida ni uno solo de los gorriones,
que viste de belleza a los lirios del campo,
que oye el gemido de toda la creación,
sería indiferente a estos pequeños seres
que tanto consuelan y tanto enseñan?

Yo te digo:
el cielo no es un club cerrado para almas humanas.
El cielo es comunión, es plenitud,
es la restauración de todo lo creado,
como ya anunciaron los profetas:
«Habitará el lobo con el cordero... y un niño los guiará».

San Francisco lo comprendió mejor que muchos sabios.
Llamó "hermano" al lobo, "hermana" a la luna,
porque sentía la creación como una sola familia.
Esa sensibilidad no es sentimentalismo:
es visión purificada.

¿Tus mascotas estarán en el cielo?
Si su paso por tu vida dejó huella de amor,
si sus ojos te enseñaron algo de ternura divina,
si tú las llevas en el alma con gratitud,
¿cómo no estarían?

El cielo no será menos generoso que tu corazón.
Y tú no perderás nada de lo que amaste bien.

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