![]() |
Seguirte no siempre es fácil. A veces siento cansancio, no sólo físico, sino también interior. La oración parece estéril, el amor cuesta, y el camino se hace largo. ¿Qué pasa con el discípulo que se cansa?
Jesús:
El cansancio es parte del camino. No es señal de que hayas fracasado, sino de que eres humano. Incluso yo, al caminar bajo el sol de Galilea, sentí sed, hambre y fatiga. No esperes recorrer el camino sin que tu cuerpo y tu alma experimenten peso.
El peligro no está en cansarte, sino en dejar que el cansancio te haga olvidar por qué empezaste. Cuando la fatiga te visite, no trates de forzar un paso más rápido; siéntate junto al pozo y bebe del agua que yo doy. No siempre se trata de hacer más, sino de detenerse para recuperar la mirada.
Hay discípulos que confunden perseverar con no detenerse nunca. Y así, tarde o temprano, se quiebran. La perseverancia verdadera incluye aprender a descansar en mí. El campo no da fruto todo el año; necesita estaciones de reposo, donde parece que nada ocurre, pero las raíces se fortalecen. Así también tú.
No ocultes tu cansancio. Preséntalo como ofrenda. Dime: "Señor, aquí estoy, con poca fuerza, pero contigo". Ese acto, aunque parezca débil, es más valioso que muchos días de fervor. Porque el amor que se mantiene aun sin sentir, el servicio que continúa aun sin aplausos, es fruto de la raíz y no sólo de la flor.
No olvides que el camino no depende de tu resistencia, sino de mi fidelidad. Yo no te llamé para que fueras incansable, sino para que fueras fiel. Y a veces, la fidelidad se mide no en grandes hazañas, sino en el simple hecho de no abandonar, aunque tus pasos sean cortos y tu aliento escaso.
Cuando te canses, recuerda que no caminas solo. Otros han sentido lo mismo antes que tú, y aun así llegaron. Algunos fueron llevados por mí cuando no podían avanzar más. Así haré contigo. No te juzgo por tu cansancio; lo abrazo. Lo convierto en semilla de humildad, para que aprendas que la fuerza verdadera no nace de ti, sino de mí.
Descansa cuando lo necesites. Retoma el paso cuando puedas. Y mientras tanto, recuerda: aunque tu paso sea lento, si sigues mirándome, no te perderás.
920

No hay comentarios:
Publicar un comentario