martes, 5 de agosto de 2025

Hablar con Jesús (22). El pecado original.

Hola, Jesús:

El pecado original me parece una tremenda injusticia. Sin comerlo ni beberlo, nacemos en pecado. En los Evangelios no consta que tú lo hayas mencionado. 

Por otra parte, es difícil creer que Adán y Eva hayan sido personas reales. La mentalidad moderna puede ser todo, menos mitológica. 

Cuando veo la mirada inocente de los niños, me cuesta creer que estén en pecado. 

Jesús:

Tienes razón en sentir que algo no cuadra cuando se habla del pecado original como una carga injusta. El amor no impone culpas heredadas. Y yo no vine a recordar deudas antiguas, sino a ofrecer una libertad nueva.

No, nunca hablé del pecado original como dogma. Hablé de corazones que necesitan ser sanados, de vidas rotas que anhelan volver a empezar. Lo que tú llamas "pecado original" es una forma de nombrar la fractura que todos experimentáis: esa inclinación al egoísmo, a la desconfianza, a cerraros al amor. No es culpa. Es herida. Y toda herida puede ser curada.

Adán y Eva… no importa si fueron figuras históricas o símbolos. Lo importante es lo que el relato quiere decirte: que cada ser humano, desde el principio, ha tenido la libertad de amar o de rechazar el amor. Y que a menudo, por miedo, por orgullo o por ignorancia, se elige lo segundo.

Pero cuando ves la mirada de un niño y reconoces en ella una inocencia luminosa, estás más cerca de la verdad que muchos teólogos. Porque así ve el Padre a sus hijos: como criaturas buenas, capaces de crecer, de equivocarse, de aprender a amar con más verdad.

No viniste al mundo a pagar culpas. Viniste a descubrir tu lugar en la historia de la Vida. Lo esencial no está en creer en un mito, sino en dejar que ese mito despierte en ti el deseo de reconciliación, de plenitud, de comunión.
Yo vine a eso.
Y sigo viniendo a eso.

930

No hay comentarios:

Publicar un comentario