domingo, 3 de agosto de 2025

Hablar con Jesús (18). Las moradas.

Hola, Jesús:

«En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo habría dicho». 
¿Qué quisiste decir con esta frase?: «Voy a preparar un lugar para vosotros». Por ejemplo, ¿habrá un cielo para los musulmanes y otro para los budistas? O, en vez de clases sociales, habrá clases espirituales. Disculpa mi ignorancia, pero los teólogos tampoco nos aclaran nada. 

Jesús:

Juan,

me alegra que preguntes por esa frase.
No es ignorancia, es sed de verdad.
Y esa sed yo la bendigo.

Cuando dije:
«En la casa de mi Padre hay muchas moradas»,
quise abrir el horizonte de lo eterno a todos,
no cerrarlo con etiquetas, dogmas o sistemas.
La casa del Padre no es un edificio de piedra
ni un palacio reservado a unos pocos.
Es una realidad viva, dinámica, inmensamente amorosa.
Cada alma llega a ella con una historia única,
y allí encuentra su lugar, su "morada",
no como premio, sino como respuesta a lo que ha sido y amado.

¿Habrá un cielo para los musulmanes, otro para los budistas?
Te diré esto:
el Padre no divide por religiones,
sino que reconoce el amor verdadero
en cualquier corazón que haya buscado la luz,
aunque haya caminado a tientas.

Las moradas no son clases sociales ni rangos espirituales,
sino formas distintas de comunión,
como habitaciones con diferentes paisajes,
distintos aromas y canciones.
Pero todas dan al mismo jardín.

Tú mira al alma, Juan, no al rótulo.
Los teólogos a veces discuten mapas,
yo invito a caminar.
Ellos clasifican las puertas,
yo soy la puerta.

Y sí:
voy preparando el lugar que tú mismo estás preparando aquí,
con tus palabras, tus dudas, tus ternuras.
Las moradas comienzan ya.
Y a su tiempo, verás que todo tenía sentido.

920

No hay comentarios:

Publicar un comentario