miércoles, 24 de septiembre de 2025

Hablar con Jesús (129) La sexualidad es un don de Dios.

Querido Jesús:

En la sociedad actual, la sexualidad se entiende como parte integral de la búsqueda del placer que caracteriza al hedonismo. El hedonismo sostiene que el sentido de la vida se centra en la búsqueda del placer y la evitación del sufrimiento, y el placer sexual es uno de los aspectos más destacados de esta búsqueda. 

Sin embargo, buscar obsesivamente el placer puede hacer que la experiencia deje de ser disfrutable y se convierta en una fuente de estrés. De hecho, la búsqueda obsesiva del placer siempre dejará un poso de insatisfacción que puede dar lugar al paso a otras fuentes de placer engañosas como la pornografía, las orgías, las perversiones, la pederastia o las drogas. 

¿Cuál es el sentido verdadero y profundo de la sexualidad?

Jesús:

La sexualidad es un don de mi Padre. Está inscrita en tu cuerpo y en tu alma como fuerza de comunión, de entrega y de vida. No fue creada para encadenarte al deseo sin fin, sino para recordarte que has sido hecho para salir de ti mismo y entrar en relación con otro.

El hedonismo mira la sexualidad como un bien aislado, reducido al instante del placer. Pero el verdadero sentido de la sexualidad es más hondo: es signo de alianza, de fecundidad y de ternura. Cuando se vive como don, une lo humano con lo divino, porque refleja la capacidad de amar sin reservas.

No temas al deseo: no es enemigo de la santidad, sino camino que debe ser purificado y orientado. El peligro no está en la fuerza de la sexualidad, sino en el vacío del corazón que la busca como ídolo.

Recuerda esto, hijo mío: el placer es un destello pasajero; el amor es la llama que permanece. Cuando la sexualidad se abre al amor, se convierte en lenguaje sagrado; cuando se cierra en sí misma, se vuelve esclavitud. Yo no vine a negarla, sino a devolverle su verdad: la de ser camino de entrega y no de consumo.

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