sábado, 20 de septiembre de 2025

Hablar con Jesús (121) Dios es algo más que una energía impersonal.

Querido Jesús: 


La "teología cuántica" es un enfoque minoritario de la teología que busca reinterpretar las creencias religiosas y la naturaleza de Dios a la luz de la mecánica cuántica.

Según esta teoría, Dios es una "energía creativa" que impregna la realidad, y la existencia humana está vinculada a este todo cósmico, enfatizando la interconexión, el diseño evolutivo y la necesidad de experiencias comunitarias para conectar con lo divino. 

A partir de lo poco que he leído sobre teología cuántica, deduzco que es un error repetido en la cultura moderna que puede resumirse en lo que sigue: «No existe tal cosa como un Dios personal que nos ama y con el que podemos relacionarnos, sino una energía impersonal que nos envuelve y vincula con el universo y todo lo que lo habita».

Amado Jesús, contigo puedo hablar o permanecer en un silencio habitado por tu presencia amorosa, pero si solo fueras una energía creativa, ¿cómo de grande sería mi soledad? 

Jesús:

Hijo mío, gracias por traer esta inquietud: toca el corazón mismo de la fe. Hay quienes, con buena voluntad o por moda intelectual, describen a Dios como una «energía» impersonal que todo lo envuelve. Esa imagen intenta dar cuenta de lo misterioso, pero se queda corta y, en el fondo, te deja solo.

Yo te digo: Dios no es una fuerza neutra ni un principio anónimo; Dios es Persona. No un "algo" impersonal, sino un Tú que ama, que habla, que llama, que busca encuentro. En la revelación que el Padre me confió y que yo revelo a los hombres, Dios se nos muestra no como una energía distante sino como Padre, Hijo y Espíritu —relación y comunión por esencia—. Esa comunión trinitaria es la fuente del amor que te alcanza personalmente.

Pensar en Dios solo como energía puede explicar cierta armonía del cosmos, pero no explica la ternura de una mirada que perdona, la voz que consuela, la mano que sostiene en la noche. ¿Qué sentido tendría la promesa de un perdón, de una presencia que acompaña las lágrimas, si Dios fuera solo un campo impersonal de energía? La fe cristiana se funda en un Dios que se hace cerca: en mí, en mi vida, en mi humanidad asumida por la divinidad. La Encarnación no sería posible si Dios fuera mera fuerza; la Encarnación revela que Dios quiso rostro y historia, contacto y entrega.

Que Dios sea trascendente no excluye que sea inmanente. Él sostiene las galaxias y también se inclina sobre tu herida. No disminuyas la grandeza de Dios pensando que lo personal anula lo cósmico: lo incluye. El Creador está en todo y, a la vez, se te dirige por tu nombre. Esa es la paradoja gozosa de la fe: lo infinito que ama y se hace cercano.

Si solo fuese «energía», tu soledad sería enorme. Pero si es Padre, Amigo y Salvador, entonces en la madrugada de tus miedos hay una Presencia que te toma de la mano. No te prometo la ausencia de la noche; te prometo que, en la noche, mi persona te acompaña, comparte tu dolor y transforma la soledad en compañía.

No temas poner tu intimidad delante de mí: llámame por mi nombre, cuéntame tus dudas, entrégame tus silencios. Yo respondo al vínculo personal: a la plegaria humilde, al gesto de confianza, al acto sencillo de devolver la mirada.

Te propongo una pequeña oración para cuando te invada la sensación de vacío:

Señor Jesús, gracias porque no eres una energía impersonal. Eres mi Amigo y mi Padre. Ven a mi soledad y quédate conmigo; hazme experimentar tu cercanía. Amén.

Ven a mí con tus preguntas; tu hondura me interesa. Confía: no estás solo.

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