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"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen" es tu última oración en la cruz (Lucas 23:34). ¿Podemos invocar la ignorancia como excusa por nuestros pecados y eludir el arrepentimiento?
Jesús:
Mis palabras en la cruz —"Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen"— no son una absolución automática, sino una súplica nacida de la misericordia. El Padre escucha mi intercesión, pero cada corazón sigue llamado a abrirse a la verdad.
La ignorancia puede atenuar la culpa, pero no convierte en bueno lo que está mal. Cuando alguien obra sin saber, actúa a oscuras; pero si, al escuchar la luz de mi Palabra, se resiste a ella, entonces ya no puede ampararse en la ignorancia. El arrepentimiento es el paso necesario para salir de la ceguera.
El verdadero peligro no es tanto equivocarse por ignorancia, sino preferir permanecer en ella por comodidad, miedo o orgullo. Quien se deja enseñar y reconoce sus faltas, aunque sean graves, siempre encuentra en mí un camino de perdón y vida nueva.
Confía en que mi gracia es más grande que tu error. Si te acercas a mí con un corazón sincero, nunca te rechazaré.
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