![]() |
Nos hemos acostumbrado tanto a recurrir a la oración para pedirte por nuestras necesidades que muchas veces nos olvidamos de agradecer lo que ya hemos recibido de ti. Por ejemplo, la vida. A veces pienso que podríamos no haber nacido, o no haber nacido como humanos.
Jesús:
Hijo mío, pedir y agradecer son las dos alas de la oración: con una te acercas a mí en tu necesidad, con la otra vuelas hacia la alabanza. No reniegues de pedir; vine precisamente para que pongáis en mis manos vuestras necesidades. Pero tampoco olvides el agradecimiento: reconocer los dones que ya recibes abre el corazón y te convierte en capaz de ver nuevas gracias.
Pensar que podrías no haber nacido es tocar el misterio de la gratuidad: tu existencia es regalo, no un derecho ganado. Agradecer eso transforma la queja en maravilla y te hace más capaz de amar y de dar.
Hazlo sencillo: cuando te asalten la prisa o la pena, di apenas un "gracias" y un "ayúdame". Con eso mantienes vivo el hilo entre la pobreza humana y la confianza en mi Padre.
Oremos juntos:
Señor, gracias por la vida y por los dones cotidianos; ayúdame también en mis necesidades. Amén.
920

No hay comentarios:
Publicar un comentario