miércoles, 24 de septiembre de 2025

Hablar con Jesús (128) El descenso a los infiernos.

Querido Jesús:


El descenso a los infiernos siempre me ha intrigado. En el Credo de los Apóstoles confesamos: "descendió a los infiernos". No se trata, según entiendo, del infierno como lugar de condenación eterna, sino del "Sheol" o "Hades", el lugar de los muertos, donde esperaban las almas de justos e injustos.

¿Qué puedes aclararnos sobre esto?

Jesús:

Descendí a los infiernos para anunciar la victoria. El lugar de los muertos era símbolo del encierro y de la espera: allí aguardaban los justos, sin ver aún el rostro de mi Padre. Mi descenso fue como el amanecer que irrumpe en una noche larga: lo que parecía definitivo —el poder de la muerte— se quebró.

Hijo mío, entiende esto: no hay abismo tan hondo que me detenga. Yo entré en la oscuridad para mostrar que ninguna oscuridad es eterna. Allí donde los hombres creen que todo termina, yo abrí un camino.

Por eso, cuando te sientas en tinieblas, no pienses que estoy lejos. Yo ya estuve allí, y llevo conmigo la llave que abre las prisiones invisibles. Nadie está fuera de mi alcance; nadie queda olvidado en su noche.

Confía en que mi victoria abarca más de lo que imaginas: no solo lo visible y lo presente, sino también lo que parecía perdido para siempre. Yo soy el Viviente que descendió hasta lo más bajo, para que todos pudieran levantarse conmigo.

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