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La función original de "presunto" y su importancia legal
En el marco legal, "presunto" y "presuntamente" cumplen una función clave: garantizar que no se condene a una persona en el discurso público antes de que un fallo judicial lo haga. Este principio, arraigado en la presunción de inocencia, es un pilar de los sistemas democráticos. Por ejemplo, es correcto decir: "El presunto ladrón fue detenido tras un operativo policial", cuando la investigación está en curso y no hay sentencia. En este contexto, el término protege al acusado y al medio de comunicación de posibles demandas por difamación.
Sin embargo, esta práctica, aunque bienintencionada, se ha convertido en un arma de doble filo. En un mundo saturado de información instantánea, donde videos, confesiones públicas y pruebas documentales circulan ampliamente, el uso de "presunto" puede parecer no solo redundante, sino incluso deshonesto. Cuando un medio titula "El presunto asesino fue grabado cometiendo el crimen", la palabra "presunto" choca con la evidencia visual, generando confusión o incredulidad en el lector. ¿Por qué insistir en la cautela lingüística cuando los hechos son innegables?
El abuso en los medios: Sensacionalismo y ambigüedad
Uno de los principales problemas del uso inadecuado de estos términos radica en su empleo sensacionalista por parte de los medios de comunicación. En un afán por captar clics o mantener una postura de neutralidad aparente, los titulares suelen recurrir a "presunto" incluso en casos donde la culpabilidad es prácticamente indiscutible. Por ejemplo, un titular como "Presunto corrupto confiesa sobornos en grabación" no solo resulta redundante, sino que puede interpretarse como una minimización de los hechos. Esta práctica no solo confunde al público, sino que también puede debilitar la confianza en los medios, que parecen más preocupados por evitar responsabilidades legales que por transmitir la verdad.
Además, el uso de "presunto" se extiende erróneamente a contextos no judiciales, donde términos como "supuesto" serían más apropiados. Frases como "El presunto romance entre las celebridades" son un ejemplo de esta desviación, ya que no hay un proceso legal en juego. Este mal uso no solo empobrece el lenguaje, sino que también contribuye a un discurso público impreciso y superficial.
La paradoja de la evidencia en la era digital
Vivimos en una era donde la evidencia circula a la velocidad de un clic. Videos de cámaras de seguridad, audios filtrados y confesiones en redes sociales suelen estar al alcance del público mucho antes de que un juez emita un fallo. En este contexto, el uso de "presunto" puede parecer una reliquia de un periodismo que no ha sabido adaptarse a la realidad digital. Cuando un medio insiste en calificar como "presunto" a alguien cuya culpabilidad está documentada de manera irrefutable, se arriesga a parecer desfasado o, peor aún, a ser percibido como cómplice de una narrativa que diluye la gravedad de los hechos.
Por ejemplo, en casos de corrupción donde las pruebas son públicas —como transferencias bancarias documentadas o grabaciones explícitas—, el uso de "presunto" puede interpretarse como una forma de proteger a los implicados o de evitar confrontaciones con poderosos. Esto no solo frustra al público, sino que también alimenta la percepción de que los medios están más interesados en mantener una fachada de imparcialidad que en informar con claridad.
Hacia un uso más responsable del lenguaje
Para evitar estos problemas, es crucial que los comunicadores y periodistas evalúen el contexto antes de recurrir a "presunto" o "presuntamente". Algunas recomendaciones incluyen:
Diferenciar contextos legales de no legales: En casos sin implicaciones judiciales, términos como "supuesto" o "rumoreado" son más precisos.
Ajustar el lenguaje a la evidencia disponible: Si las pruebas son públicas y claras, es preferible usar términos como "acusado", "implicado" o describir los hechos directamente, por ejemplo: "El político fue grabado aceptando sobornos".
Evitar el sensacionalismo: Los medios deben resistir la tentación de usar "presunto" como un recurso para generar intriga, especialmente en titulares.
Aportar claridad: Frases como "según las autoridades" o "basado en las pruebas presentadas" pueden contextualizar mejor los hechos sin caer en ambigüedades.
Conclusión
El uso de "presunto", "presunta" y "presuntamente" es una práctica necesaria en contextos legales para respetar la presunción de inocencia, pero su aplicación indiscriminada o en casos con evidencias claras resulta problemática. En la era de la información instantánea, donde las pruebas suelen ser accesibles para todos, estos términos pueden generar confusión, desinformación o incluso desconfianza en los medios. Los comunicadores tienen la responsabilidad de adaptar su lenguaje a la realidad, equilibrando el respeto por los principios legales con la necesidad de transmitir la verdad de manera clara y directa. Solo así se podrá recuperar la confianza del público y garantizar un discurso que refleje, con precisión, la complejidad de los hechos.
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