lunes, 9 de junio de 2025

Caída libre del catolicismo en Brasil: auge de evangélicos, pentecostales y "sin religión"


En las últimas décadas, Brasil, históricamente conocido como el país católico más grande del mundo, ha experimentado una transformación religiosa sin precedentes. El catolicismo, que alguna vez dominó casi la totalidad de la identidad espiritual de la nación, continúa en caída libre, mientras los evangélicos y las personas que se declaran "sin religión" ganan terreno a un ritmo acelerado. Este cambio, documentado por los datos más recientes, refleja no solo una reconfiguración de las creencias, sino también un impacto profundo en la sociedad y la política brasileña.

El declive del catolicismo

Según el censo de 2022 del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el porcentaje de personas mayores de 10 años que se identifican como católicas ha caído a un mínimo histórico del 56,7%. Esto representa una disminución significativa desde el 65,1% registrado en 2010 y un contraste abismal con el 99,7% de 1872, cuando el catolicismo era prácticamente sinónimo de la identidad brasileña. Aunque sigue siendo la religión mayoritaria, su declive es innegable, especialmente entre los más jóvenes, donde la pérdida de fieles es aún más pronunciada.

El ascenso de los evangélicos

En paralelo, las iglesias evangélicas, particularmente las de corte pentecostal y neopentecostal, han experimentado un crecimiento notable. El censo de 2022 revela que el 26,9% de la población se identifica como evangélica, un aumento de 5,2 puntos porcentuales desde 2010. Este auge se atribuye a varios factores: una liturgia más dinámica y accesible, un fuerte énfasis en la comunidad y la participación activa, y una comunicación efectiva que conecta con las realidades modernas, incluidas las redes sociales y los medios de comunicación. Entre los jóvenes de 10 a 14 años, el 31,6% ya se identifica como evangélico, una señal de que esta tendencia podría intensificarse en el futuro.

El crecimiento de los "sin religión"

Otro grupo en ascenso es el de las personas que se declaran "sin religión", que pasó del 7,9% en 2010 al 9,3% en 2022. Este segmento, compuesto en gran parte por jóvenes urbanos, refleja una creciente secularización y un rechazo a las instituciones religiosas tradicionales. Factores como el acceso a la educación, la influencia de la cultura global y las críticas a escándalos dentro de iglesias, tanto católicas como evangélicas, han contribuido a esta tendencia.

El resurgimiento de las religiones afrobrasileñas

Aunque en menor escala, las religiones afrobrasileñas, como el candomblé y la umbanda, también han ganado visibilidad, creciendo del 0,3% al 1% de la población en la última década. Este incremento señala una revalorización de las raíces culturales y ancestrales de Brasil, especialmente en un contexto de mayor conciencia sobre la diversidad y la lucha contra la discriminación religiosa.

Implicaciones sociales y políticas

La transformación religiosa de Brasil no se limita al ámbito espiritual. Los evangélicos, en particular, han consolidado una influencia creciente en la política, con líderes religiosos y fieles desempeñando roles clave en elecciones y debates legislativos sobre temas como la educación, la familia y la moralidad. Este poder se ha visto reflejado en el apoyo a candidatos conservadores y en la formación de bancadas evangélicas en el Congreso. Mientras tanto, el aumento de los "sin religión" sugiere una sociedad más plural y menos atada a dogmas, lo que podría redefinir el papel de la religión en la esfera pública.

Un futuro incierto

Aunque el catolicismo sigue siendo la fe predominante en Brasil, su declive constante plantea preguntas sobre su capacidad de adaptación a una sociedad en rápida evolución. Las iglesias evangélicas, con su enfoque dinámico y comunitario, y el creciente número de personas "sin religión", están reconfigurando el paisaje espiritual del país. En este contexto, Brasil se encuentra en una encrucijada, donde la diversidad religiosa y la secularización desafían las estructuras tradicionales y abren la puerta a un futuro incierto.

En conclusión, la caída del catolicismo en Brasil no es solo un cambio estadístico, sino un reflejo de una nación en transformación, donde las creencias, la cultura y la política se entrelazan de maneras nuevas y complejas. El tiempo dirá cómo estas tendencias seguirán moldeando la identidad de este gigante sudamericano.

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