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Fernando Grande-Marlaska |
El desfase entre los datos oficiales y los reales quedó al descubierto tras una solicitud de información pública en virtud de la Ley de Transparencia. Mientras el Ministerio dirigido por Fernando Grande-Marlaska comunicaba que en 2024 fueron 454 los presos que no regresaron tras un permiso, los datos internos recabados por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias elevan la cifra a 873.
El fenómeno no es nuevo ni puntual. Entre 2019 y 2024, el número total de reclusos fugados tras permisos asciende a 4.570, una cifra que duplica holgadamente los datos oficialmente difundidos en ese periodo. Este desajuste se debe, según fuentes penitenciarias, a que el Ministerio solo computa los permisos de salida ordinarios, excluyendo salidas terapéuticas, traslados hospitalarios, visitas familiares o actividades socioculturales, pese a que todos ellos permiten que el interno quede fuera de custodia penitenciaria temporalmente.
La reinserción, en entredicho
Desde diversos sindicatos de prisiones se ha expresado la "profunda preocupación" por lo que consideran una manipulación estadística que resta transparencia a la gestión pública. "No se trata de sembrar alarma, sino de reconocer que la reinserción solo puede evaluarse sobre datos verídicos y completos", afirman desde la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (ACAIP).
La cifra de fugas crece año tras año. En 2019 se registraron 686 no retornos; en 2020, 563; en 2021, 749; en 2022, 838; en 2023, 861; y en 2024, 873. Este incremento sostenido contrasta con la percepción pública generada por las declaraciones del propio ministro Marlaska, que ha defendido en reiteradas ocasiones el éxito del modelo penitenciario español y la baja tasa de reincidencia.
Casos mediáticos y falta de control
En los últimos meses, varios casos han encendido las alarmas. Uno de ellos es el del conocido narcotraficante Jesús Heredia, del clan de Los Pantoja, quien se fugó tras disfrutar de un permiso carcelario. Otro interno, catalogado como peligroso, escapó durante un traslado médico en Málaga, sin que se hayan esclarecido aún las responsabilidades del dispositivo de seguridad.
Estos episodios no son anecdóticos. Reflejan, según fuentes penitenciarias, "una combinación de falta de recursos, protocolos laxos y un sistema de confianza excesiva que, en ocasiones, deja vía libre a internos con alta probabilidad de fuga".
Debate político
Expertos en política penitenciaria advierten que la verdadera magnitud del fenómeno debe abrir un debate profundo sobre los mecanismos de supervisión de permisos, la evaluación del riesgo de fuga y la necesidad de un sistema de datos transparente y verificable.
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