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De la complicidad al cuestionamiento
Desde programas como Al Rojo Vivo con Antonio García Ferreras o Más Vale Tarde, hasta espacios de investigación como laSexta Columna o El Objetivo de Ana Pastor, la cadena construyó una imagen de defensora del progresismo y de voz mediática de la izquierda. Aunque nunca de manera oficial, la cercanía ideológica con el PSOE —y en etapas anteriores, con Podemos— fue evidente en la selección de temas, el enfoque de los debates y la elección de tertulianos.
Sin embargo, algo ha cambiado desde 2024. A raíz de escándalos como el conocido "caso Koldo" —una trama de corrupción que salpica a altos cargos socialistas— y la reciente dimisión de Santos Cerdán como secretario de Organización del PSOE, laSexta ha adoptado un tono más incisivo, incluso implacable, hacia el partido en el Gobierno.
Un ejemplo claro fue el reciente especial de El Objetivo, donde Ana Pastor expuso con contundencia las contradicciones éticas del PSOE, analizando con detalle los vínculos y responsabilidades políticas derivadas del caso. Lejos de limitarse a cubrir los hechos, la presentadora lanzó preguntas incómodas y ofreció una lectura crítica que hasta hace poco hubiera parecido impensable en la cadena.
Un giro estratégico o un deber periodístico
Este viraje informativo ha suscitado diversas interpretaciones. Para algunos analistas, se trata de una estrategia de reposicionamiento ante una audiencia más exigente y plural, que ya no tolera el sesgo ni el doble rasero. Para otros, es la consecuencia lógica de un compromiso renovado con el periodismo de datos, la verificación y la investigación independiente.
La creciente polarización política en España también ha contribuido al cambio. La desafección hacia los partidos tradicionales y la presión de nuevas corrientes políticas obligan a los medios a abandonar trincheras ideológicas si quieren mantener su credibilidad. Así, la crítica a la derecha ya no es suficiente: ahora se exige fiscalización real del poder, sin importar su color político.
De altavoz a auditor
El caso de laSexta es paradigmático. En menos de dos años, ha pasado de ser considerada un altavoz del PSOE a convertirse en un auditor incómodo. Ya no basta con denunciar la corrupción del adversario: la exigencia ética también se aplica en casa. Y en este nuevo contexto, el canal parece dispuesto a asumir el coste de perder simpatías a cambio de preservar su legitimidad informativa.
Conclusión
La transformación de laSexta no es solo un cambio de tono: es un síntoma de madurez del ecosistema mediático español. El periodismo que sobrevivirá a la crisis de confianza actual será aquel que se atreva a mirar a todos los lados del poder con la misma lupa.
Porque, al fin y al cabo, como decía George Orwell: "Periodismo es publicar lo que alguien no quiere que se publique. Todo lo demás es relaciones públicas."
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