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Marguerite Sechehaye (1887-1964) |
Fundamentos del enfoque de Marguerite Sechehaye
Marguerite Sechehaye se inspiró en las ideas de Sigmund Freud, quien exploró el inconsciente y los mecanismos de defensa, y de Jean Piaget, cuya teoría del desarrollo cognitivo resaltaba las etapas tempranas de la psique.
Sechehaye creía que la esquizofrenia podía estar vinculada a traumas infantiles o a la privación de necesidades emocionales básicas, como el afecto materno.
Influida también por el existencialismo, consideraba que los síntomas psicóticos —alucinaciones, delirios, retraimiento— podían ser expresiones de un dolor profundo y una ruptura con la realidad, resultado de conflictos internos o experiencias abrumadoras.
Su método, la realización simbólica, se basa en la idea de que los pacientes con esquizofrenia han sufrido una interrupción en su desarrollo emocional, a menudo en las primeras etapas de la vida, lo que les impide integrar experiencias y formar un sentido coherente del yo. Sechehaye propuso que, al satisfacer simbólicamente estas necesidades no resueltas, el terapeuta podía ayudar al paciente a reconectarse con la realidad y sanar.
La realización simbólica: Principios y aplicación
El enfoque de la realización simbólica se centra en identificar y satisfacer las carencias emocionales del paciente de manera simbólica, adaptada a su mundo interno. A diferencia de los tratamientos tradicionales que suprimían síntomas con medicación o internamiento, Sechehaye priorizaba la relación terapéutica y la comprensión empática. Los elementos clave incluyen:
Reconstrucción de necesidades infantiles
Sechehaye hipotetizaba que los pacientes psicóticos a menudo experimentaban una "regresión" a etapas tempranas del desarrollo, donde necesidades básicas como seguridad, nutrición y amor materno no fueron satisfechas. En terapia, ella actuaba como una figura materna sustituta, ofreciendo apoyo simbólico. Por ejemplo, en el caso de "Renée" (pseudónimo de Louisa Düss, su paciente adoptada), Sechehaye le dio una manzana para simbolizar la alimentación y el cuidado materno, respondiendo a su anhelo inconsciente de ser "alimentada" emocionalmente.
Uso del simbolismo
La realización simbólica implica usar objetos, gestos o palabras para representar y satisfacer deseos reprimidos. Sechehaye interpretaba los síntomas psicóticos —delirios o alucinaciones— como expresiones simbólicas de conflictos internos. Al trabajar con estos símbolos, ayudaba al paciente a procesar el trauma y reconstruir un puente hacia la realidad. En el caso de Renée, las fantasías y escritos de la paciente revelaban un hambre emocional, y Sechehaye usó actos concretos y simbólicos para llenar ese vacío.
Relación terapéutica empática
Sechehaye enfatizaba la importancia de una conexión cálida y de confianza. A diferencia del enfoque distante de algunos psicoanalistas, ella se involucraba activamente, escuchando las experiencias subjetivas del paciente y validándolas. Esto contrastaba con la psiquiatría de la época, que a menudo deshumanizaba a los pacientes psicóticos.
Documentación y reflexión
En su trabajo con Renée, Sechehaye adoptó un enfoque único al combinar los diarios y reflexiones personales de la paciente con su propio comentario clínico. Este método, plasmado en Autobiografía de una Esquizofrénica (1950), permitió una visión profunda de la experiencia interna de la esquizofrenia, influyendo en la investigación al introducir un marco "antipsiquiátrico" que valoraba la perspectiva del paciente.
El caso de Renée (Renacida, en español)
El caso más emblemático de Sechehaye fue el de "Renée", una joven con esquizofrenia a quien ella y su esposo, Albert Sechehaye, adoptaron. Renée experimentaba alucinaciones, delirios y una desconexión severa de la realidad, descrita en sus diarios como un "país lunar" frío e inhóspito. Sechehaye trabajó con ella durante años, aplicando la realización simbólica para abordar sus carencias emocionales, especialmente la sensación de abandono materno. Por ejemplo:
• Le ofrecía objetos como manzanas o mantas para simbolizar nutrición y protección.
• Interpretaba sus escritos y síntomas como expresiones de necesidades no satisfechas, guiándola hacia la integración.
El resultado fue notable: Renée mejoró significativamente, se convirtió en psicoanalista y colaboró en documentar su experiencia. El libro Autobiografía de una Esquizofrénica: La Verdadera Historia de "Renée" (1951) combina los relatos de Renée con las observaciones de Sechehaye, ofreciendo una perspectiva única sobre la enfermedad y su tratamiento.
Influencias y recepción
El enfoque de Sechehaye estuvo arraigado en el psicoanálisis y compartía puntos en común con las ideas de Melanie Klein sobre la importancia del cuidado materno en el desarrollo psíquico. Sechehaye mantuvo contacto con analistas destacados como Anna Freud, René Spitz y Donald Winnicott, y dio conferencias en la Clínica Psiquiátrica Burghölzli en Zúrich en 1951-52, enseñando su método. Freud mismo le envió una nota de aliento, aunque expresó dudas sobre su aplicación a la psicosis.
Su trabajo influyó en el movimiento antipsiquiátrico, que criticaba la despersonalización en los tratamientos tradicionales y abogaba por validar la experiencia del paciente. Publicaciones como Symbolic Realization: A New Method of Psychotherapy Applied to a Case of Schizophrenia (1951) y A New Psychotherapy in Schizophrenia: Relief of Frustrations by Symbolic Realization (1956) consolidaron su legado.
Conclusión
El enfoque de Marguerite Sechehaye, centrado en la realización simbólica, marcó un hito en el tratamiento de la esquizofrenia al priorizar las necesidades emocionales y la experiencia interna del paciente. A través de actos simbólicos y una relación terapéutica empática, buscaba sanar las heridas profundas que, según ella, contribuían a la psicosis.
Aunque su método no reemplaza los avances biológicos y farmacológicos modernos, su énfasis en la humanidad del paciente y el significado de los síntomas sigue siendo relevante, influyendo en enfoques psicoterapéuticos contemporáneos. Su legado perdura en obras como Autobiografía de una Esquizofrénica, un testimonio poderoso de la capacidad de la terapia para reconectar a las personas con la realidad.
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