lunes, 19 de mayo de 2025

La percepción de Vox como un partido polarizante: una mirada desde distintas perspectivas

Vox, el partido político español fundado en 2013, ha emergido como una fuerza significativa en el panorama político de España, pero también como uno de los más polarizantes. Su discurso, centrado en el nacionalismo español, la defensa de valores tradicionales, el rechazo al multiculturalismo y una postura firme contra el independentismo, ha generado reacciones encontradas. Este artículo explora cómo Vox es percibido desde distintas perspectivas —sus votantes, sus detractores, los medios de comunicación y los analistas políticos— para entender las razones detrás de su capacidad para dividir opiniones.

La perspectiva de los votantes de Vox

Para sus seguidores, Vox representa una alternativa clara frente a lo que perciben como una crisis de valores y soberanía en España. Sus votantes, que según encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en 2023 rondan el 12-15% del electorado, valoran su discurso directo y sin ambages. En regiones como Andalucía o Murcia, donde Vox ha obtenido resultados significativos, muchos votantes ven al partido como un defensor de la "España de siempre", opuesta a lo que consideran imposiciones progresistas o agendas globalistas. Temas como la inmigración ilegal, la seguridad ciudadana y la unidad nacional resuenan especialmente entre sus bases, que a menudo se sienten desatendidas por los partidos tradicionales como el PP o el PSOE.

El perfil del votante de Vox es diverso, pero estudios como los de la Fundación BBVA señalan una predominancia de hombres, de mediana edad, con preocupaciones por la economía y la identidad nacional. Para ellos, la polarización que genera Vox no es un defecto, sino una virtud: el partido dice lo que otros no se atreven, rompiendo con lo que llaman "la dictadura de lo políticamente correcto". Sin embargo, esta misma franqueza es vista por otros como una fuente de confrontación innecesaria.

La visión de los detractores

En el extremo opuesto, los críticos de Vox —que incluyen a partidos de izquierda como PSOE, Sumar o Podemos, así como a sectores de la sociedad civil— lo consideran un partido que fomenta el odio y retrotrae a España a un pasado autoritario. Su retórica antiinmigración, su rechazo a políticas de género y su negacionismo de ciertos aspectos del cambio climático son puntos de fricción recurrentes. Organizaciones como Amnistía Internacional España han señalado que algunas propuestas de Vox, como la derogación de leyes de protección contra la violencia de género, podrían vulnerar derechos fundamentales.

Para estos sectores, Vox no solo polariza por sus ideas, sino por su estilo: un lenguaje beligerante que, según un análisis de discursos políticos de la Universidad Complutense (2022), busca deliberadamente antagonizar para movilizar a su base. Los detractores también acusan a Vox de simplificar problemas complejos, como la inmigración o la economía, ofreciendo soluciones populistas que no resisten un escrutinio profundo. Esta percepción se intensifica en comunidades autónomas con fuerte identidad regional, como Cataluña o el País Vasco "¿Vox es visto como una amenaza a la diversidad cultural y lingüística.

El papel de los medios de comunicación

Los medios de comunicación, tanto nacionales como internacionales, han jugado un papel crucial en la construcción de la imagen de Vox, aunque con enfoques dispares. Diarios conservadores como ABC o La Razón tienden a tratar a Vox con cierta neutralidad, destacando su capacidad para captar el descontento social, aunque sin respaldar necesariamente todas sus posturas. Por otro lado, medios progresistas como El País o eldiario.es suelen enfatizar los riesgos de su discurso para la cohesión social, comparándolo con otros movimientos de ultraderecha europeos como el de Marine Le Pen en Francia o Fratelli d’Italia en Italia.

En las redes sociales, especialmente en X, la percepción de Vox se amplifica y fragmenta. Un análisis de publicaciones en X entre 2023 y 2025 muestra que los hashtags relacionados con Vox (#VoxEspaña, #SantiagoAbascal) generan tanto apoyo entusiasta como críticas virulentas, con poca presencia de posturas intermedias. Los medios internacionales, como The Guardian o Le Monde, suelen enmarcar a Vox dentro del auge global de la extrema derecha, lo que refuerza su imagen polarizante al asociarlo con figuras controvertidas como Donald Trump o Jair Bolsonaro.

La mirada de los analistas políticos

Desde una perspectiva académica, Vox es un caso de estudio sobre el auge del populismo de derechas en democracias consolidadas. Analistas como Cas Mudde, experto en extremismo político, argumentan que Vox capitaliza el desencanto con la globalización y las élites políticas, un fenómeno no exclusivo de España. En su libro Populism: A Very Short Introduction (2017, actualizado en 2023), Mudde señala que partidos como Vox prosperan en contextos de crisis económica o cultural, ofreciendo narrativas simples que dividen el mundo entre "el pueblo" y "los enemigos".

En España, politólogos como Pablo Simón destacan que la polarización de Vox no es solo ideológica, sino estratégica. Al posicionarse como un partido antisistema, Vox fuerza al PP a endurecer su discurso para no perder votantes, mientras que la izquierda responde con una retórica de alerta antifascista. Este juego de espejos amplifica la división social, como se vio en los debates sobre la moción de censura de Vox en 2020 o en las negociaciones para formar gobiernos autonómicos.

Conclusión

Vox es un partido que no deja indiferente. Para sus seguidores, es un baluarte contra la decadencia cultural y política; para sus detractores, una amenaza a los valores democráticos y la convivencia. Los medios y las redes sociales amplifican estas visiones opuestas, mientras que los analistas ven en Vox un reflejo de tendencias globales más amplias. Su capacidad para polarizar no reside solo en sus propuestas, sino en su habilidad para capitalizar las fracturas sociales de la España contemporánea. En un país donde el consenso político es cada vez más esquivo, Vox seguirá siendo un actor clave en la definición del debate público, para bien o para mal.

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