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Valeria Márquez (México, 2025) |
El precio de la visibilidad: Influencers en la mira
Ser influencer implica exponer la vida personal a millones de seguidores, un acto que, aunque lucrativo, puede atraer envidias, obsesiones y enemigos. En España, un caso notable es el de Laura Escanes, quien en 2018 denunció amenazas de muerte dirigidas a ella, su pareja Risto Mejide y su hijo. Frases como "Mi papá es de ETA y dice que os va a matar" o "a tu hijo le va a cortar los dedos" ilustran el nivel de hostilidad que la fama puede desatar. Laura Escanes confesó que una de las amenazas más impactantes que recibió fue una que rezaba lo siguiente: "Sé dónde vives, voy a hacerte de todo menos cosas bonitas". Aunque Escanes no perdió la vida, su caso destaca cómo la exposición en redes sociales puede generar riesgos extremos, desde acoso hasta amenazas violentas.
En Latinoamérica, la situación es aún más alarmante debido a contextos marcados por la violencia de género, el crimen organizado y la impunidad. Influencers como Valeria Márquez en México o María José Estupiñán en Colombia han sido asesinadas en circunstancias que combinan motivos personales y estructurales, evidenciando que la fama digital no protege contra las dinámicas de sus entornos.
Casos emblemáticos en Latinoamérica
Valeria Márquez (México, 2025): Un feminicidio en vivo
Valeria Márquez, una influencer mexicana de 23 años con más de 100,000 seguidores en TikTok, fue asesinada el 13 de mayo de 2025 mientras transmitía en vivo desde su salón de belleza en Zapopan, Jalisco. Un hombre, haciéndose pasar por repartidor, entró con un supuesto regalo y le disparó en el pecho y la cabeza frente a la cámara. La transmisión capturó los últimos momentos de Márquez, generando conmoción en redes sociales. La investigación apunta a un feminicidio, con rumores iniciales —aunque no confirmados— de que su exnovio, Jesús Hernández, podría estar involucrado.
El caso de Márquez refleja dos problemas endémicos en México: la violencia de género, con 10 mujeres asesinadas diariamente según la ONU, y la creciente hostilidad hacia influencers, especialmente aquellos vinculados, real o percibidos, con el crimen organizado. Aunque las autoridades descartaron nexos de Márquez con cárteles, su asesinato se suma a una ola de violencia contra creadores de contenido en Sinaloa, Jalisco y Baja California.
María José Estupiñán (Colombia, 2025): La trampa del repartidor
En Cúcuta, Colombia, la influencer de 22 años conocida como "La Mona" fue asesinada el 16 de mayo de 2025 frente a su casa. Un sicario, también disfrazado de repartidor, le disparó tras entregarle un supuesto regalo. Estupiñán, que compartía contenido sobre moda y estilo de vida, fue víctima de un crimen clasificado como feminicidio, con su expareja como principal sospechoso. La similitud con el caso de Márquez resalta un modus operandi que explota la confianza de las víctimas y la exposición pública de sus rutinas.
Fedra Gaxiola (México, 2024): La influencer fitness acribillada
Fedra Gaxiola, una influencer fitness y empresaria de Tijuana, fue ejecutada el 4 de diciembre de 2024 a bordo de su Mercedes Benz al salir de un gimnasio. Con más de 200,000 seguidores, Gaxiola promovía un estilo de vida saludable y tenía una línea de ropa deportiva. Su asesinato, perpetrado por sicarios, ocurrió horas después de que publicara su rutina en redes sociales. Aunque no se confirmaron motivos, el contexto de violencia en Tijuana sugiere posibles nexos con el crimen organizado o un ataque por su visibilidad.
Sabrina Durán Montero (Chile, 2024): La "Narco Influencer"
Sabrina Durán, conocida como "Ina" o "Narco Reina", fue asesinada en Santiago, Chile, en octubre de 2024. Con 425,000 seguidores en TikTok, Durán había salido de prisión un mes antes tras cumplir una condena por delitos relacionados con el narcotráfico. Dos encapuchados le dispararon siete veces en plena vía pública, un crimen captado por cámaras de seguridad. Su estilo de vida ostentoso y sus vínculos con el crimen organizado la convirtieron en un blanco.
Juan Luis Lagunas Rosales (México, 2017): El pirata de Culiacán
Uno de los primeros casos de influencers asesinados fue el de Juan Luis Lagunas, conocido como "El Pirata de Culiacán". A los 17 años, Lagunas fue acribillado con 18 disparos en un bar de Zapopan, Jalisco, tras insultar en un video a Nemesio Oseguera, "El Mencho", líder del Cártel Jalisco Nueva Generación. Su muerte, precedida por un anuncio en redes sobre su ubicación, mostró cómo la provocación en un contexto de narcotráfico puede tener consecuencias fatales.
Causas de su caída en desgracia
La caída de estos influencers no es un fenómeno aislado, sino el resultado de factores interconectados que reflejan las dinámicas sociales, económicas y criminales de sus países:
Violencia de género: En casos como los de Valeria Márquez y María José Estupiñán, las investigaciones apuntan a feminicidios motivados por relaciones personales conflictivas. En México, el 70% de las mujeres han sufrido alguna forma de violencia, y las influencers femeninas, al ser figuras públicas, son especialmente vulnerables a exparejas obsesionadas o envidiosas.
Vínculos con el crimen organizado: Muchos influencers, como Sabrina Durán o Jesús Vivanco ("El Jasper"), fueron asesinados por sus nexos, reales o presuntos, con cárteles. En Sinaloa, la guerra entre facciones del Cártel de Sinaloa ha cobrado la vida de al menos 15 creadores de contenido desde 2024, algunos por "pasar información" o apoyar a un grupo rival. Otros, como "Los Toys", han sido amenazados por su estilo de vida lujoso, que levanta sospechas de lavado de dinero.
Provocaciones en redes sociales: Influencers como Lagunas o Pamela Montenegro ("La Nana Pelucas"), asesinada en 2018 por criticar a políticos y cárteles en Acapulco, pagaron con su vida por desafiar a figuras poderosas. Las redes sociales amplifican estas provocaciones, haciendo que las represalias sean rápidas y letales.
Exposición pública: Compartir rutinas diarias, como hizo Fedra Gaxiola, facilita que agresores localicen a sus víctimas. La presión por mantener una audiencia lleva a algunos influencers a revelar detalles que los hacen blancos fáciles, como ocurrió con Airi Sato, una influencer japonesa apuñalada en 2024 tras anunciar su ubicación.
Envidia y conflictos personales: La fama genera envidias, y en casos como el de Vielka Pulido, asesinada en Puebla en 2024 junto a su novio, los motivos parecen estar ligados a rencillas personales o ajustes de cuentas dirigidos a su pareja. Su apodo, "Lady Humilladora", por un video viral donde humilló a otra joven, también atrajo controversia que pudo contribuir a su trágico fin.
El lado oscuro de la fama digital
La vida de lujo proyectada por influencers —autos deportivos, viajes exóticos, ropa de marca— es a menudo una fachada que oculta vulnerabilidades. En Latinoamérica, donde la impunidad supera el 90% en casos de homicidio, los creadores de contenido enfrentan riesgos que van más allá del ciberacoso. En México, la guerra entre cárteles como el de Sinaloa y el CJNG ha convertido a influencers en "piezas del engranaje" del crimen organizado, ya sea como informantes, socios o parejas de criminales.
En España, aunque el contexto es menos violento, la polarización y el odio en redes sociales pueden escalar a amenazas graves, como en el caso de Laura Escanes. La ausencia de regulación sobre el contenido digital y la facilidad para rastrear a figuras públicas agravan estos peligros.
¿Vale la pena el precio de la fama?
Los asesinatos de influencers en España y Latinoamérica son un recordatorio de que la fama digital tiene un costo elevado. Desde la violencia de género hasta los tentáculos del narcotráfico, estos creadores de contenido navegan un terreno donde la admiración y el odio están separados por una delgada línea. Sus historias, marcadas por el contraste entre el lujo proyectado y la brutalidad de sus finales, invitan a cuestionar los límites de la exposición en redes sociales y la responsabilidad de las plataformas en proteger a sus usuarios.
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