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Álvaro García Ortiz |
Los orígenes del caso
El caso tiene su raíz en la investigación por fraude fiscal y falsedad documental contra Alberto González Amador, pareja de Isabel Díaz Ayuso, acusado de defraudar 350.951 euros entre 2020 y 2021 mediante un entramado de facturas falsas. La filtración, que habría partido de personas con acceso a los correos —García Ortiz, la fiscal jefe provincial de Madrid, Pilar Rodríguez, y el teniente fiscal de la Secretaría Técnica, Diego Villafañe—, es el núcleo de la imputación por revelación de secretos.
La investigación del Supremo
El Tribunal Supremo abrió diligencias en octubre de 2024, declarando su competencia para investigar tanto a García Ortiz como a Pilar Rodríguez debido a la "conexión inescindible" entre ambos. El magistrado Ángel Luis Hurtado, designado instructor, ordenó el 30 de octubre el registro del despacho de García Ortiz y de Rodríguez, así como la intervención de sus dispositivos electrónicos por parte de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil.
La defensa de García Ortiz
García Ortiz niega cualquier implicación en la filtración de los correos y argumenta que la información ya era pública por publicaciones previas en medios. La Abogacía del Estado ha recurrido varias decisiones del juez Hurtado, acusándolo de omitir pruebas exculpatorias y de basar la imputación en "meras opiniones". Además, ha cuestionado la legalidad del registro del despacho del fiscal general, alegando que pudo comprometer información sensible.
Un caso sin precedentes
El caso de Álvaro García Ortiz no solo es un hito por ser la primera imputación de un Fiscal General en ejercicio, sino también por las profundas implicaciones que tiene para la independencia de la Fiscalía, la relación entre justicia y política, y el papel de los medios de comunicación. En un contexto de alta polarización, la investigación pone en cuestión la gestión de información sensible y el equilibrio entre transparencia y el derecho a la defensa.
García Ortiz ha reiterado que no dimitirá, defendiendo que su continuidad refuerza la autonomía de la Fiscalía. Sin embargo, el desarrollo de las diligencias en los próximos meses será crucial para determinar si este caso histórico culmina en un procesamiento o en la exoneración del Fiscal General. Mientras tanto, el Supremo sigue desentrañando un caso que, más allá de lo judicial, refleja las tensiones de un sistema bajo presión.
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