El Tercer Mandamiento se refiere a la importancia de observar y santificar el día de reposo, que en la tradición judía es el sábado (el Shabat). Este mandamiento está estrechamente vinculado con la creación del mundo y el descanso que Dios tomó el séptimo día. El mandamiento subraya la necesidad de dedicar un tiempo específico a Dios, para el descanso, la adoración y la renovación espiritual.
Éxodo 20:8-11
"Acuérdate del día de reposo para santificarlo.
Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
mas el séptimo día es reposo para el Señor tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas.
Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó."
Este mandamiento tiene múltiples niveles de significado que abordan tanto el aspecto físico del descanso como el espiritual, la necesidad de dedicar tiempo a Dios y la naturaleza de la creación misma. Aquí se desglosan las principales ideas de este mandamiento:
1. "Acuérdate del día de reposo para santificarlo."
La palabra "acuérdate" implica que el día de reposo no debe ser simplemente observado, sino también recordado y preparado de manera consciente. Es decir, el descanso en el día de reposo debe ser algo que se planifique y que se haga con intención. Santificar el día de reposo significa dedicarlo a Dios, separarlo de los días comunes, y reservarlo para actividades sagradas, como la adoración, la oración, la reflexión espiritual y el descanso en un sentido profundo.
Este mandato de "santificar" indica que este día tiene una cualidad especial, está consagrado para algo sagrado. No es solo un día para no trabajar, sino un día para volcarse hacia Dios, reconociendo su soberanía y recordando su obra creadora.
2. "Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para el Señor tu Dios."
Este mandato mantiene un equilibrio entre trabajo y descanso. Se permite y se alienta el trabajo durante seis días, pero el séptimo día está reservado para reposar y dedicarlo a Dios. Esto nos enseña que el trabajo es una parte necesaria y digna de la vida, pero que debe estar equilibrado con el descanso y la adoración.
El descanso no es solo una cuestión física, sino también espiritual. El mandamiento reconoce que los seres humanos no son máquinas que puedan trabajar sin cesar. El descanso es necesario para la salud física, mental y espiritual. A través del descanso, las personas pueden recargar energías, reflexionar sobre sus vidas y renovar su relación con Dios. Este mandato también apunta a una dimensión ética y social: el descanso es un derecho para todos, sin importar el estatus social o económico.
El reposo del séptimo día es "para el Señor tu Dios", lo que significa que el descanso tiene un propósito específico: dedicarlo a Dios. No es solo un descanso pasivo, sino un tiempo de conexión espiritual.
3. "No hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas."
Este aspecto del mandamiento extiende la prohibición de trabajar a toda la familia, incluyendo a los hijos, los siervos (o trabajadores), e incluso los animales. Esto refleja una visión comunitaria del descanso y subraya la importancia de que todo el mundo, sin excepción, tenga derecho a descansar. No se permite que nadie en el hogar trabaje en el día de reposo, lo que asegura que el descanso sea un derecho universal y no solo un privilegio de unos pocos.
El incluir a los siervos y extranjeros también tiene una dimensión ética: nadie, independientemente de su condición social o nacionalidad, debe ser explotado o privado de su derecho al descanso. Esto subraya el principio de justicia social que está en el corazón del Tercer Mandamiento. El descanso es una bendición que debe compartirse equitativamente.
El descanso para los animales también es una indicación de la compasión que el mandamiento implica: no solo los seres humanos, sino incluso los animales de trabajo deben tener un tiempo para descansar y recuperarse.
4. "Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día."
Este versículo conecta el Tercer Mandamiento con el relato de la creación en el libro de Génesis. Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo, no porque lo necesitara, sino como un modelo a seguir para la humanidad. El descanso de Dios al final de la creación es visto como una afirmación de que su obra estaba completa y era buena. Dios "reposó", lo cual también nos enseña que el descanso es una parte esencial del ciclo de la vida.
El día de reposo no solo es una conmemoración de la creación, sino también una señal de la soberanía de Dios sobre todo lo creado. Al observar el día de reposo, las personas reconocen que Dios es el creador y sustentador de todo el universo, y que su obra es perfecta. Además, al descansar en este día, los seres humanos imitan el ejemplo divino, lo que añade una dimensión espiritual al acto de descansar.
5. "Por tanto, el Señor bendijo el día de reposo y lo santificó."
Este versículo subraya la especial importancia del día de reposo, que no es un día común, sino un día bendecido por Dios. Cuando Dios bendice algo, lo aparta y lo eleva a una categoría especial. El día de reposo fue "santificado", es decir, separado para un propósito santo. Dios mismo lo consagró, lo que significa que está destinado a un uso sagrado y que no debe ser profanado o tratado como cualquier otro día de la semana.
El día de reposo es un regalo de Dios a la humanidad, un tiempo para reflexionar sobre la obra de Dios en la creación, y para dedicarse a Él. La bendición del día de reposo también se extiende a aquellos que lo observan: aquellos que lo santifican experimentan descanso, renovación y bendiciones espirituales.
Dimensiones del Tercer Mandamiento
1. Dimensión espiritual
El Tercer Mandamiento invita a dedicar tiempo a Dios, a la adoración, la oración y la reflexión sobre la obra divina. No es suficiente solo descansar físicamente; el objetivo principal es santificar el día, lo que implica un enfoque en las cosas espirituales. El día de reposo debe ser un tiempo para reconocer la grandeza de Dios y expresar gratitud por su creación y provisión.
Para los cristianos, este día se ha transformado en el domingo, el día en que celebramos la resurrección de Cristo, marcando así una nueva creación en Cristo.
2. Dimensión social
Este mandamiento también tiene una dimensión social y comunitaria. Al extender la prohibición del trabajo a todos, incluidos los trabajadores, los esclavos, los extranjeros y los animales, el mandamiento fomenta una sociedad más justa y equitativa. El descanso es visto no solo como un derecho individual, sino como un principio de justicia social, donde todos tienen derecho a un tiempo de descanso y renovación, independientemente de su estatus.
3. Dimensión ética
El Tercer Mandamiento subraya la importancia de un equilibrio saludable entre el trabajo y el descanso. Esto implica que el trabajo es importante, pero que no debe consumir toda la vida de una persona. La vida debe tener un ritmo equilibrado, en el que el descanso sea un componente esencial.
El descanso es también una protección contra el materialismo y el afán desmedido de éxito o productividad. En una sociedad moderna que a menudo valora la productividad por encima de todo, el mandamiento nos recuerda que somos más que nuestras obras y que nuestra vida no debe estar definida únicamente por lo que producimos.
4. Dimensión ecológica
Al incluir a los animales en la prohibición de trabajar el día de reposo, el Tercer Mandamiento también reconoce que la creación entera necesita descansar. Esto refleja una visión de la naturaleza en la que los animales y el mundo natural tienen un lugar y un valor propio en el plan de Dios. Este mandamiento, por lo tanto, puede verse como un recordatorio de la necesidad de cuidar la creación, permitiendo que la tierra y sus criaturas también tengan su tiempo de descanso.
Reflexión final
El Tercer Mandamiento es una invitación a poner a Dios en el centro de nuestras vidas al santificar un día específico para Él. Es un recordatorio de que nuestra identidad no está definida solo por el trabajo, sino por nuestra relación con Dios.
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