La parábola del hijo pródigo

La historia cuenta cómo un hijo menor pide a su padre su herencia por adelantado, se marcha de casa, malgasta su fortuna en una vida desenfrenada y, finalmente, se encuentra en la miseria. En ese estado, decide regresar a su padre, esperando recibir un trato severo o ser rechazado. Sin embargo, su padre lo acoge con los brazos abiertos, lo perdona y organiza una fiesta para celebrar su retorno. Mientras tanto, el hijo mayor, que siempre ha sido fiel, se resiente de la celebración.

La parábola del hijo pródigo es narrada en el Evangelio de Lucas 15:11-32.

Reflexión

1. El padre en la parábola representa a Dios, quien siempre está dispuesto a perdonar y recibir a sus hijos, sin importar cuán lejos se hayan alejado. No importa cuántos errores hayamos cometido o qué tan perdidos nos sintamos, Dios siempre está dispuesto a recibirnos de vuelta con amor y misericordia. Esta imagen del padre corriendo hacia su hijo arrepentido, en lugar de castigarlo, refleja el profundo amor incondicional que Dios tiene por cada uno de nosotros.

2. El hijo menor reconoce su error y toma la decisión de regresar. Este acto simboliza el arrepentimiento genuino, que no es simplemente sentir remordimiento, sino un cambio de corazón y de dirección en la vida. Reconocer nuestras faltas es el primer paso hacia la reconciliación, tanto con Dios como con los demás.

3. La reacción del padre, que organiza una fiesta para celebrar el regreso de su hijo, nos muestra que el perdón no es algo que se da con reticencia, sino con gozo. Dios no solo nos perdona, sino que se regocija cuando volvemos a Él.

4. El hijo mayor representa a aquellos que pueden sentirse "justos" o "superiores" por haber permanecido fieles o por cumplir con las reglas. Su resentimiento hacia la celebración del regreso de su hermano muestra cómo el orgullo puede endurecer nuestros corazones, llevándonos a la envidia y al juicio. Esta parte de la parábola nos invita a reflexionar sobre nuestra disposición a perdonar y a alegrarnos por los demás, en lugar de compararnos o sentirnos moralmente superiores.