La frase "Hoy estarás conmigo en el paraíso" en Lucas 23:43 es una de las palabras que Jesús le dice a uno de los dos ladrones crucificados junto a Él. Es una respuesta a la petición de este hombre, que le dice: "Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino" (Lucas 23:42). Esta frase es significativa porque representa una promesa de esperanza, misericordia y salvación para quienes ponen su fe en Jesús, incluso en los últimos momentos de su vida.
La expresión "estarás conmigo en el paraíso" se interpreta en varias tradiciones cristianas como la entrada directa a la presencia de Dios después de la muerte. Jesús promete a este hombre el acceso a un estado de paz y comunión con Él en un lugar que se describe como el "paraíso."
Interpretaciones y controversias sobre el versículo
A lo largo de la historia, se han propuesto diversas interpretaciones de Lucas 23:43, lo que ha resultado en cierta controversia. Uno de los puntos de debate es la colocación de la coma antes o después de la palabra "hoy".
Interpretación adventista
Para los adventistas del séptimo día, la interpretación de "Hoy estarás conmigo en el paraíso" en Lucas 23:43 difiere de la comprensión tradicional de una entrada inmediata al cielo después de la muerte. Los adventistas creen en el concepto del "sueño en la muerte", es decir, que al morir, las personas entran en un estado de inconsciencia o "sueño" hasta la resurrección, cuando serán juzgadas y recompensadas o castigadas en la Segunda Venida de Cristo.
Desde esta perspectiva, los adventistas entienden que el versículo debe leerse con una pausa distinta en la frase. Interpretan la respuesta de Jesús al ladrón como: "De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso". La coma cambia el sentido de la frase, indicando que Jesús estaba asegurándole en ese mismo momento (es decir, "hoy"), pero no que el ladrón estaría en el paraíso inmediatamente ese mismo día. Según los adventistas, la entrada al paraíso ocurrirá en la resurrección final, cuando Cristo regrese.
Interpretación católica
En la interpretación católica de "Hoy estarás conmigo en el paraíso" en Lucas 23:43, Jesús asegura al "buen ladrón" (conocido en la tradición como Dimas) que, gracias a su fe y arrepentimiento, experimentará la vida eterna en la presencia de Dios inmediatamente después de la muerte. Para los católicos, este versículo muestra la misericordia de Jesús y su poder de perdonar y salvar incluso en los últimos momentos de vida de una persona.
La Iglesia Católica enseña que el "paraíso" aquí representa el estado de comunión con Dios en el cielo. No obstante, debido a la doctrina del Purgatorio, los católicos también creen que, si alguien no está completamente purificado al morir, puede necesitar una "purificación" en el Purgatorio antes de entrar plenamente en el cielo. Sin embargo, la promesa de Jesús a Dimas se ve como una excepción directa, otorgada por su fe y arrepentimiento sinceros en ese momento, permitiéndole una entrada inmediata al paraíso.
Interpretación protestante
En la interpretación protestante de "Hoy estarás conmigo en el paraíso" en Lucas 23:43, el enfoque está en la promesa de salvación a través de la fe en Cristo, independientemente de obras o logros previos. Esta frase de Jesús al ladrón en la cruz es vista como una demostración de la gracia inmerecida de Dios, que salva incluso en los últimos momentos de la vida cuando hay arrepentimiento genuino y fe en Jesús.
La mayoría de los protestantes creen que al morir, los creyentes entran directamente en la presencia de Dios, basándose en pasajes como este. La expresión "hoy" refuerza la idea de que no hay un retraso en la entrada a la comunión con Dios tras la muerte. En esta interpretación, el "paraíso" se entiende como el cielo, un lugar de descanso y comunión con Cristo hasta la resurrección final.
Interpretación pentecostal
En la interpretación pentecostal de "Hoy estarás conmigo en el paraíso" en Lucas 23:43, se hace hincapié en la misericordia y la gracia de Jesús para salvar a quienes tienen fe, independientemente de su pasado o de las obras realizadas. Los pentecostales, al igual que otras tradiciones protestantes, ven en este pasaje una afirmación de que la salvación está disponible de inmediato para aquellos que se arrepienten sinceramente y confían en Cristo como su Salvador.
Este versículo también resuena con la visión pentecostal de una relación personal e inmediata con Dios a través del Espíritu Santo. Los pentecostales suelen destacar cómo el "buen ladrón" fue salvado sin ritos o ceremonias, sólo por una fe sincera, lo que refuerza la enseñanza pentecostal de que cualquier persona puede experimentar la salvación y el poder de Dios en cualquier momento, incluso en circunstancias extremas o al final de su vida.