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Ignacio Sánchez Mejías |
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Sánchez Mejías, toreando |
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Sánchez Mejías ante el cuerpo de Joselito |
A John Furey-Bowles, mi amigo del almaIgnacio Sánchez Mejías (1891-1934) fue una figura fascinante y polifacética de la España del siglo XX, conocido principalmente como torero, pero también como escritor, mecenas, actor, jugador de polo, presidente del Real Betis y de la Cruz Roja de Sevilla, entre otras facetas. Nacido el 6 de junio de 1891 en Sevilla, en el seno de una familia acomodada —su padre era un prestigioso médico—, Sánchez Mejías mostró desde joven un espíritu aventurero. A los 17 años se escapó de casa y viajó como polizón a México, donde comenzó su carrera taurina como banderillero en la cuadrilla de José Gómez "Joselito", una de las grandes figuras del toreo y quien más tarde se convertiría en su cuñado al casarse Ignacio con Dolores (Lola) Gómez Ortega, hermana de Joselito, en 1915.
Su vida estuvo marcada por una personalidad carismática y una inquietud intelectual poco común para un torero de su época. Tomó la alternativa como matador en 1919 en Barcelona, de manos de Joselito y con Juan Belmonte como testigo, y la confirmó en Madrid en 1920. Sin embargo, su carrera taurina tuvo altibajos, con varias retiradas y regresos. Uno de los momentos más trágicos de su vida ocurrió en 1920, cuando presenció la muerte de Joselito, corneado en Talavera de la Reina. Este evento dejó una huella profunda en él. Sánchez Mejías se retiró temporalmente en 1927, dedicándose a otras pasiones, como la escritura de obras teatrales (como Sinrazón y Zaya, estrenadas en 1928) y el mecenazgo cultural. Sin embargo, volvió a los ruedos en 1934, y el 11 de agosto de ese año fue corneado gravemente por el toro Granadino en la plaza de Manzanares. Rechazó ser operado en el lugar y fue trasladado a Madrid, donde murió dos días después, el 13 de agosto, a causa de una gangrena.
Relación con Federico García Lorca
La relación entre Ignacio Sánchez Mejías y Federico García Lorca (1898-1936) fue una amistad profunda, basada en una admiración mutua y en intereses compartidos, especialmente el amor por la cultura andaluza, el flamenco y la tauromaquia como expresión artística. Aunque no hay evidencia de que su vínculo fuera más allá de una amistad —las especulaciones sobre una relación romántica carecen de fundamento histórico—, su conexión dejó una marca imborrable en la obra de Lorca y en la memoria cultural española.
Se conocieron en el contexto del homenaje a Luis de Góngora organizado por el Ateneo de Sevilla en diciembre de 1927, un evento clave para la Generación del 27, grupo literario del que Lorca formaba parte y que Sánchez Mejías apoyó activamente como mecenas. Ignacio no solo financió el encuentro, sino que también organizó una célebre fiesta en su cortijo de Pino Montano, cerca de Sevilla, donde poetas como Lorca, Rafael Alberti, Jorge Guillén y Gerardo Diego celebraron días de poesía y camaradería. Este acto consolidó su papel como puente entre el mundo taurino y el intelectual, y fortaleció su amistad con Lorca.
Encarnación López Júlvez, La Argentinita
Otro nexo importante entre ambos fue Encarnación López Júlvez, conocida como La Argentinita, una destacada bailaora y cantante que mantuvo una relación amorosa con Sánchez Mejías durante una década, a pesar de que él seguía casado con Lola. Lorca y La Argentinita eran amigos cercanos; ella protagonizó su obra El maleficio de la mariposa en 1920 y colaboró con él en la grabación de Colección de canciones populares españolas en 1931. Este trío —Lorca, Sánchez Mejías y La Argentinita— compartía una pasión por el arte y la tradición española, y su relación se intensificó en los años previos a la muerte de Ignacio.
Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías
La muerte de Sánchez Mejías en 1934 conmocionó a Lorca, quien escribió una de sus obras más célebres, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, publicada en 1935. Este poema, considerado una de las grandes elegías de la literatura española, refleja no solo el dolor por la pérdida de un amigo, sino también la visión de Lorca sobre la vida, la muerte y el toreo como un rito trágico y poético. Con versos como "A las cinco de la tarde" y "Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro, tan rico de aventura", Lorca inmortalizó a Sánchez Mejías, elevándolo a un símbolo de la cultura española.
En resumen, Ignacio Sánchez Mejías fue un hombre de múltiples talentos cuya vida aventurera y trágica resonó profundamente en Federico García Lorca. Su amistad, enriquecida por el contexto cultural de la Generación del 27 y su mutuo aprecio por el arte, culminó en una obra maestra que asegura que el legado de ambos perdure en la historia.
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