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Un apagón de dimensiones históricas
El apagón comenzó a las 12:33 horas, afectando a toda la España peninsular y Portugal, salvo las islas Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla, que operan con sistemas independientes. En cuestión de minutos, el consumo eléctrico se desplomó de 25,184 MW a unos 12,400 MW, menos de la mitad de lo habitual. En Portugal, la distribuidora E-Redes y Redes Energéticas Nacionais (REN) confirmaron cortes generalizados en Lisboa, el norte y el sur del país, mientras que Francia reportó interrupciones en el suroeste, rápidamente subsanadas por el gestor RTE.
El impacto fue inmediato y devastador. Semáforos apagados generaron caos vial, los metros de Madrid, Barcelona y Valencia fueron evacuados, y la red ferroviaria de Renfe y Adif quedó paralizada, con trenes varados y pasajeros desalojados. Aeropuertos como Madrid-Barajas y El Prat operaron con generadores de emergencia, pero acumularon retrasos. Los servicios de telefonía móvil, internet y 5G colapsaron, afectando a operadores como Telefónica y Vodafone. Hospitales recurrieron a generadores diésel, suspendiendo cirugías no urgentes, mientras comercios, cajeros automáticos y datáfonos quedaron inoperativos, obligando a usar efectivo.
En el ámbito educativo, Madrid suspendió clases el 29 de abril, aunque los colegios permanecieron abiertos. Museos como el Prado y el Reina Sofía fueron desalojados, y eventos como el torneo de tenis Mutua Madrid Open se cancelaron. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció para informar que, a las 23:00, el 50% del suministro se había restablecido, destacando la ausencia de incidentes graves de seguridad.
¿Qué pasó? Las claves técnicas
Según REE, el apagón fue provocado por una "fuerte oscilación" en el flujo de potencia, seguida de una pérdida masiva de generación que desequilibró el sistema eléctrico. En cinco segundos, el 60% de la capacidad generadora –incluyendo fuentes fotovoltaicas, eólicas y nucleares– se desconectó por motivos de seguridad, colapsando la red peninsular y desconectándola de la interconexión con Francia. Las siete centrales nucleares activaron generadores diésel de emergencia para garantizar su seguridad, pero no inyectaron energía a la red.
En Portugal, REN apuntó a un posible "fenómeno atmosférico raro" ligado a variaciones extremas de temperatura, aunque REE no respaldó esta hipótesis. El Centro Criptológico Nacional (CCN) y el Centro Criptológico de Andalucía detectaron indicios de un posible ciberataque, pero no hay confirmación oficial. Sánchez subrayó que "no se descarta ninguna hipótesis", pero pidió evitar especulaciones.
Respuesta y recuperación
REE activó protocolos de emergencia y comenzó a restablecer tensión desde las 13:30, priorizando el norte y sur de la península. A las 19:21, regiones como Cataluña, Aragón, País Vasco, Galicia y Andalucía recuperaron suministro, alcanzando un 63% del consumo normal a las 20:50. Endesa, por su parte, restableció la luz a 3.5 millones de clientes –un tercio de su red– hacia las 19:00. La reenergización, un proceso complejo, se estimó en 6 a 10 horas, aunque no se precisó cuándo se alcanzaría el 100% en todas las zonas.
El Gobierno asumió la gestión de la crisis en siete comunidades autónomas, y el Consejo de Seguridad Nacional se reunió dos veces. Regiones como Andalucía, Extremadura, Madrid y Valencia solicitaron declarar emergencia nacional. Sánchez informó a la OTAN, y el secretario general, Mark Rutte, mantuvo contacto con él. Las autoridades recomendaron bajar el interruptor general (IGA) para evitar daños por subidas de tensión, limitar desplazamientos y usar los móviles responsablemente.
Las incógnitas pendientes
Pese a los avances, muchas preguntas siguen sin respuesta. La causa exacta del colapso permanece desconocida: ¿fue un fallo técnico, un ciberataque o un fenómeno climático? La hipótesis de un ciberataque, aunque no confirmada, genera preocupación, dado el carácter crítico de la infraestructura eléctrica. Asimismo, no está claro cuánto tardará la recuperación total, especialmente en áreas rurales, ni cuál será el impacto económico, que podría abarcar pérdidas en industria, comercio y turismo.
El incidente plantea interrogantes sobre la resiliencia del sistema eléctrico europeo, altamente interconectado pero vulnerable a fallos en cascada, como se vio en el apagón de 2006 o el de Texas en 2021. La desaparición súbita del 60% de la generación en cinco segundos es un evento técnico inusual, lo que refuerza la necesidad de investigar a fondo.
Un llamado a la reflexión
El apagón del 28 de abril de 2025, el más grave en la historia de España, expone la fragilidad de las infraestructuras críticas en un mundo dependiente de la electricidad. Mientras las autoridades trabajan para restablecer el suministro y esclarecer las causas, millones de ciudadanos enfrentan las consecuencias de un evento que, por ahora, sigue envuelto en misterio. La prioridad es recuperar la normalidad, pero el incidente deja una lección clara: reforzar la seguridad y resiliencia del sistema eléctrico es urgente para evitar que la oscuridad vuelva a apoderarse de la península.
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