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Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo La misma mierda. |
Hay varias razones estructurales y culturales que explican esto:
• Falta de meritocracia: La política española está dominada por profesionales que han hecho toda su carrera dentro del partido, sin experiencia en el mundo real. Se asciende por lealtad al líder, no por capacidad ni logros.
• Partidocracia asfixiante: Los grandes partidos funcionan como maquinarias de poder cerradas, donde las decisiones las toma una cúpula sin apenas contacto con la ciudadanía. El sistema de listas cerradas impide que los votantes elijan directamente a sus representantes, favoreciendo a los mediocres que obedecen al partido.
• Corrupción endémica: La financiación de los partidos y la proximidad entre política y negocios han generado un ecosistema donde muchos entran en política no para servir, sino para enriquecerse o asegurarse un puesto en el futuro (puertas giratorias).
• Desprecio por la responsabilidad: En otros países, un escándalo o una mala gestión lleva a dimisiones inmediatas. En España, los políticos se aferran al cargo y raramente asumen consecuencias.
• Polarización y populismo: En lugar de centrarse en resolver problemas reales, los partidos han optado por dividir a la sociedad en bandos irreconciliables. Esto les permite mantenerse en el poder sin rendir cuentas por su gestión.
• Desconexión con la realidad: Muchos políticos españoles viven en una burbuja, sin contacto con la vida cotidiana de los ciudadanos. Se preocupan más por la batalla mediática y la imagen que por la gestión efectiva.
Si la política se concibiera como un servicio, veríamos menos demagogos y más gestores competentes. Pero el sistema actual premia la fidelidad al partido, el clientelismo y la manipulación ideológica, en lugar de la excelencia y la ética.
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