jueves, 2 de enero de 2025

Dios es apasionado y compasivo


«¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti!» (Isaías 49: 15).

A menudo se considera que las emociones son indeseables y deben evitarse. Para algunos, son intrínsecamente irracionales y, por lo tanto, las personas de bien no deberían ser «emotivas». Según cierta escuela filosófica griega de la antigüedad, la persona ideal era «racional», insensible a las pasiones y soberana sobre sus emociones mediante el raciocinio.

Las emociones desenfrenadas pueden ser problemáticas. Sin embargo, Dios nos creó con la capacidad de experimentar emociones. Además, él mismo es retratado en las Escrituras como quien experimenta emociones profundas. Si es así, estas no pueden ser intrínsecamente malas o irracionales, pues el Dios de la Biblia posee una bondad y una sabiduría perfectas.

Aunque hay hermosas verdades derivadas del hecho de que el amor de Dios por nosotros es profundamente emocional, no debe perderse de vista que ese amor no es idéntico a las emociones humanas.

Comentario de Elena G. White

Dios no nos trata como los hombres se tratan entre sí. Los pensamientos de él son pensamientos de misericordia, de amor y de la más tierna compasión… Satanás está pronto para quitarnos la bendita seguridad que Dios nos da. Desea privar al alma de toda vislumbre de esperanza y de todo rayo de luz; pero no debemos permitírselo. No prestemos oído al tentador… En la parábola [del hijo pródigo] vemos cómo será recibido el extraviado: "Y estando todavía lejos, le vio su padre; y se le conmovieron las entrañas; y corrió, y le echó los brazos al cuello, y le besó". Lucas 15:18-20.

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