En España tenemos un agente de Satanás en el poder que lleva a cabo la obra de Satanás sin estar realmente poseído por el maligno. Los posesos pueden ser exorcizados, pero este tipo de personas están encantados de la vida y no sufren lo que sufre un poseso. En mi opinión, un agente de Satanás hace muchísimo más daño a la sociedad que un poseso. Me gustaría que los teólogos, sobre todo los demonólogos, estudiasen más a fondo este tema.
Aprendamos a reconocer a estos seres. ¿Quiénes son? ¿Cómo son? ¿Cómo actúan? Ojo, no tienen cuernos y rabo. Suelen vestir con traje y corbata en los actos oficiales. Trajes caros, camisas caras, corbatas caras, gemelos de oro, lenguaje falso, pero muy estudiado... Eso sí, el lenguaje corporal no es tan fácil de controlar, y eso los delata.
1. Espíritus demoníacos
Según el Nuevo Testamento, los demonios son seres espirituales que se rebelaron junto con Satanás y ahora buscan alejar a la humanidad de Dios. Los cristianos consideramos a Satanás y los demonios como agentes espirituales que influyen en las personas y el mundo de maneras que intentan frustrar el plan divino. Por ejemplo, en Efesios 6:12, se menciona que "nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo".
En esta visión, los demonios son considerados seres reales que actúan a través de la tentación, el engaño y la opresión. Se cree que estos espíritus tienen cierta influencia en el mundo físico, y por ello, el cristiano es llamado a "vestirse de toda la armadura de Dios" (Efesios 6:11) para resistir sus ataques.
2. Falsos profetas y maestros
Otra categoría de "agentes de Satanás" que menciona el Nuevo Testamento son los falsos profetas y maestros. En el Evangelio de Mateo, Jesús advierte sobre aquellos que "vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces" (Mateo 7:15). Estos falsos maestros y profetas son descritos como aquellos que promueven doctrinas y enseñanzas contrarias a las enseñanzas de Cristo, desviando a la gente de la verdadera fe.
En 2 Pedro 2:1, también se advierte que "habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras". La tradición cristiana ha interpretado esto como una advertencia contra las ideologías o creencias que parecen atractivas pero que, en realidad, llevan a las personas lejos de Dios.
3. Individuos impíos y personas corruptas
Desde el punto de vista cristiano, aquellas personas que viven de manera injusta o contraria a los principios de Dios también pueden ser "agentes" del mal, aunque no lo sean de manera consciente. El apóstol Juan menciona que "el que practica el pecado es del diablo, porque el diablo peca desde el principio" (1 Juan 3:8), enfatizando que quienes persisten en el mal reflejan la influencia de Satanás.
Sin embargo, esta no es una acusación literal de que tales personas trabajen "para" Satanás de un modo consciente. Más bien, su comportamiento y decisiones pueden considerarse obstáculos que bloquean el bien y la justicia en el mundo. Estos individuos pueden ser redimidos si se arrepienten y buscan el perdón de Dios, por lo que rara vez se les considera "agentes eternos" de Satanás.
4. Sistemas de injusticia y estructuras sociales
Satanás actúa no solo a nivel individual, sino también en sistemas y estructuras que perpetúan el mal en la sociedad, como la opresión, la injusticia, la desigualdad y la corrupción. Ejemplos de estos sistemas pueden incluir regímenes autoritarios, sistemas económicos explotadores, o incluso la cultura popular cuando promueve valores contrarios al Reino de Dios, como el egoísmo, la codicia y el odio.
En este sentido, Satanás se aprovecha de estas estructuras para causar daño generalizado. En el libro de Daniel, por ejemplo, se hace referencia a "príncipes" espirituales (Daniel 10:13, 20) que parecen influir en ciertos reinos o sistemas humanos. Esta visión se ha interpretado como una sugerencia de que el mal no solo opera a nivel individual, sino que se manifiesta en sistemas y estructuras más amplias.
Estos cuatro aspectos reflejan las múltiples caras de la oposición al Reino de Dios. Mientras que el entendimiento de estos "agentes" ha variado y evolucionado, la mayoría de las corrientes cristianas coinciden en que el mal actúa de maneras tanto visibles como invisibles, y que los cristianos estamos llamados a resistir y oponerse a estas influencias mediante la fe, la oración, y el amor al prójimo.
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