Cuando Jesús expulsa a los vendedores del Templo, lo llama "la casa de mi Padre" porque estaba refiriéndose al Templo como un lugar sagrado dedicado al culto a Dios. Según los evangelios, Jesús tenía una relación única con Dios, a quien llamaba su Padre en un sentido especial, enfatizando su conexión divina y su misión en la Tierra.
Contexto bíblico
El episodio se narra en los evangelios sinópticos (Mateo 21:12-13, Marcos 11:15-17, Lucas 19:45-46) y el evangelio de Juan (2:13-17). Jesús cita las Escrituras diciendo:
"Mi casa será llamada casa de oración, pero vosotros la habéis hecho cueva de ladrones" (Mateo 21:13). Esta cita combina Isaías 56:7, que destaca la santidad del Templo, y Jeremías 7:11, que denuncia el mal uso del lugar santo.
Significado de "la casa de mi Padre"
1. Relación filial con Dios: Jesús usaba el término "Padre" de forma personal y exclusiva para referirse a Dios. Al llamarlo "la casa de mi Padre", afirmaba su autoridad divina, indicando que tenía derecho a defender la santidad del Templo.
2. Crítica al abuso religioso: Al expulsar a los vendedores y cambistas, Jesús denuncia cómo se había convertido el Templo en un lugar de comercio, desvirtuando su propósito espiritual.
3. Profecía y renovación: En Juan, Jesús señala: "Destruid este templo, y en tres días lo levantaré"* (Juan 2:19), refiriéndose a su cuerpo como el verdadero templo. Esto alude a un cambio en el culto: del templo físico al culto en espíritu y verdad (Juan 4:23-24).
En resumen, Jesús llama al Templo "la casa de mi Padre" porque lo veía como un espacio dedicado exclusivamente al honor de Dios, y su acción fue un acto de celo por la pureza del culto divino.
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