domingo, 2 de febrero de 2025

Hermanos de reemplazo. El caso de Rilke


No hace falta decir que Rainer Maria Rilke (1875–1926) fue uno de los poetas más importantes en lengua alemana del siglo XX. Nació en Praga, entonces parte del Imperio Austrohúngaro. Antes del nacimiento de Rilke, su madre, Sophie Entz (conocida como Phia), tuvo una hija llamada Ruth en 1874, que murió a los pocos días de nacer. Esta pérdida dejó una huella traumática en Phia, quien proyectó su dolor en Rilke al nacer un año después. Para mantener viva la memoria de Ruth, hasta los cinco años de edad, su madre lo crio como a una niña: lo vestía de mujer, le dejaba crecer largos cabellos y le daba muñecas para jugar, tratándolo como un sustituto simbólico de su hija fallecida. Incluso lo llamaba "Sophie" en privado, imponiéndole un nombre femenino y asociándolo con su propia identidad frustrada como madre de una niña.


Cuando Lou Andreas-Salomé le sugiere a Rilke que se someta al psicoanálisis, él responde con una negativa tajante. En una carta fechada el 16 de agosto de 1914, Rilke le escribe: "No quiero que se cure nada en mí, quiero seguir llevando a cabo mi enfermedad." Esta respuesta refleja la visión del poeta sobre su propio sufrimiento como una fuente de creación. Rilke temía que el análisis despojara su arte de la intensidad y profundidad que extraía de su angustia y conflictos internos. Para él, el malestar psíquico no era algo que debía ser eliminado, sino un estado del que nacía su poesía. Al parecer, lo que realmente le dijo Rilke a Lou fue: "Si se van mis demonios, se van también mis ángeles." Para Rilke, el sufrimiento, la melancolía y la angustia no eran obstáculos que debían eliminarse, sino fuerzas esenciales para la creatividad y la profundidad de su obra. Su negativa al psicoanálisis de Lou Andreas-Salomé muestra su temor a que un exceso de racionalización apagara la fuente de su inspiración. Prefería convivir con su tormento antes que correr el riesgo de volverse estéril como poeta.

La infancia de Rilke, marcada por el luto materno y la confusión identitaria, contribuyó a su percepción del mundo como un espacio de transitoriedad y desarraigo. Temas como la soledad, la muerte y la trascendencia del arte son centrales en obras como "Las elegías de Duino" (1923) y "Cartas a un joven poeta" (1929).

En resumen, la sombra de la hermana muerta y la educación impuesta por Phia moldearon a Rilke como un poeta de la introspección, cuya obra busca reconciliar el dolor existencial con la belleza efímera de la vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario