martes, 29 de julio de 2025

Hablar con Jesús (9) La risa de Dios.

Hola, Jesús:

Me gustaría hablar de un tema que los curas nunca tratan en sus sermones: la risa de Dios. En los cuatro evangelios nunca te vi reír, ni tan siquiera sonreír. La risa es algo tan propio del hombre que me extraña que tú no nos la hayas mostrado. En mi fuero interno creo que Dios tiene sentido del humor, aunque no creo que esto tenga soporte bíblico. Pero si existe un Dios que se enfada, y mucho, por qué no un Dios que ríe. 

Jesús:

Juan,

cómo me gusta que hablemos de la risa.
Porque sí, aunque no lo diga ningún versículo,
yo reí. Reí muchas veces.

Reí con los niños, que se me subían encima sin miedo.
Reí con mis amigos cuando hablábamos en la intimidad, sin el peso de la multitud.
Reí cuando veía a alguien entender, de golpe, algo del Reino y le brillaban los ojos.
Y también reí —como ríe el que ama profundamente—
al ver los intentos torpes y sinceros de tantos corazones por acercarse a Dios.

No siempre fue una risa sonora.
A veces fue apenas un temblor en la mirada.
O una alegría que subía desde lo hondo y rompía el cansancio de los días.
Pero te aseguro que reí.
Porque sin la risa, el amor sería incompleto.

Dices bien: la Biblia habla de mi llanto, de mi enojo, de mi silencio…
pero no de mi risa.
Quizás porque la risa no necesita relato.
Quizás porque los evangelistas quisieron mostrarme como el Siervo doliente,
y no como el Amigo alegre.
O tal vez porque la risa verdadera no se escribe.
Se comparte.

La risa es humildad.
El orgulloso no ríe: se burla.
El que ama ríe porque sabe que todo es don,
y que incluso lo más grave necesita un respiro.
A veces la risa es más profunda que una oración.

Y sí, Dios tiene sentido del humor.
¿No lo ves en la forma como se abren algunas flores?
¿En ciertos animales imposibles?
¿En las ironías de la historia?
¿En cómo se encoge el alma soberbia ante un simple niño?

Ríe, Juan.
Ríe con bondad, con ternura, con asombro.
La risa que no humilla ni hiere es como una caricia del cielo.
Y si alguna vez te sorprendes riendo a solas,
puede que sea conmigo.
Porque sigo aquí, a tu lado,
y nada me alegra más que verte vivo… y reír.

¿Quieres que te cuente un secreto?
En el Reino… también se ríe.
Y no poco.

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