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Concilio de Trento XIX concilio ecuménico de la Iglesia católica (1545-1563) |
Doctrina de la Justificación según el Concilio de Trento
1. Fe y Obras: El Concilio de Trento rechazó la doctrina protestante de la "sola fide" (justificación por la fe sola), que sostenía que la fe, sin las obras, era suficiente para la justificación del creyente. En cambio, el Concilio enseñó que la justificación es un proceso que comienza con la gracia de Dios y la fe, pero que también requiere la cooperación del individuo a través de las buenas obras. En este sentido, la fe es esencial, pero no suficiente por sí sola para la justificación.
2. Gracia y Libre Albedrío: El Concilio afirmó que la justificación es un don de la gracia de Dios, otorgado por su misericordia, pero también subrayó la importancia del libre albedrío humano. Según la enseñanza del concilio, aunque la gracia es el principio de la justificación, el ser humano debe colaborar con esa gracia a través de sus acciones, cumpliendo los mandamientos y participando en los sacramentos.
3. Sacramentos y Justificación: El Concilio también estableció una fuerte conexión entre los sacramentos y la justificación. En particular, el bautismo fue definido como el sacramento de la justificación, en el que se borran los pecados originales y personales, y se infunde la gracia santificante. La penitencia también se consideró fundamental para restaurar la gracia perdida a través del pecado mortal.
4. Proceso de Justificación: El Concilio describió la justificación como un proceso continuo en la vida del cristiano. No es un evento único, sino una transformación que se desarrolla a lo largo del tiempo, comenzando con la gracia del bautismo, y continuando con la cooperación del creyente con la gracia divina a través de las obras y la participación en los sacramentos.
5. Condena de la Doctrina Protestante: El Concilio condenó explícitamente la idea protestante de que la justificación pudiera ser entendida únicamente como una imputación externa de la justicia de Cristo (una especie de "cobertura" que no cambia verdaderamente al individuo). En su lugar, insistió en una justificación que también implica una renovación interior del alma por la gracia.
Cánones sobre la Justificación
El Concilio emitió una serie de cánones que condenaban las enseñanzas protestantes sobre la justificación. Estos cánones, que eran en parte una respuesta directa a las tesis de Lutero y otros reformadores, afirmaban, entre otras cosas:
- Canon 9: Quien diga que el pecador es justificado solo por la fe, de tal manera que se entienda que no se requiere nada más para cooperar con la gracia de la justificación y que no es necesario que se prepare y disponga por el movimiento de su propia voluntad, sea anatema.
- Canon 12: Quien diga que la fe justifica al hombre sin la cooperación de su voluntad, sea anatema.
- Canon 14: Quien diga que el hombre es absuelto de sus pecados y justificado por la fe, sin que se le infunda la gracia santificante por la caridad que el Espíritu Santo derrama en su corazón, sea anatema.
Conclusión
En resumen, el Concilio de Trento enseñó que la justificación es un proceso que comienza con la gracia de Dios y requiere la cooperación activa del creyente a través de la fe, las obras, y la participación en los sacramentos. Rechazó la idea de que la justificación pueda ser alcanzada solamente por la fe, tal como sostenían los reformadores protestantes, y subrayó la necesidad de una transformación interior genuina, sostenida por la gracia y las obras.
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