El bautismo de Jesús marca el comienzo de su ministerio público. Está narrado en los Evangelios de Mateo (3:13-17), Marcos (1:9-11), Lucas (3:21-22) y también mencionado en el Evangelio de Juan (1:29-34).
Entonces Jesús vino de Galilea al Jordán, donde estaba Juan, para que le bautizase. Pero Juan se resistía diciendo:
—Soy yo quien necesita ser bautizado por ti, ¿y tú acudes a mí?
Jesús le respondió:
—Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces Juan aceptó.
Y Jesús, después de bautizado, subió enseguida del agua. En ese momento los cielos se abrieron y Jesús vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y se posaba sobre él.
Y se oyó una voz de los cielos que decía:
—Este es mi Hijo amado, en quien me complazco.
(Mateo 3:13-17)
Por qué Jesús se bautizó:
1. Ejemplo de obediencia: Jesús, aunque no tenía pecado, se bautizó como un acto de obediencia a la voluntad de Dios. Al hacerlo, mostró su disposición a seguir el plan divino y su identificación con la humanidad.
2. Identificación con los pecadores: Aunque Jesús era sin pecado, su bautismo representaba su identificación con la humanidad pecadora que necesitaba redención. Al tomar sobre sí el papel de Salvador, se asoció con aquellos a quienes vino a salvar.
3. Inicio de su ministerio: El bautismo de Jesús marcó el comienzo formal de su ministerio público. Después de su bautismo, fue conducido al desierto para ser tentado por Satanás, y luego comenzó a predicar, realizar milagros y llamar a sus discípulos.
4. Manifestación de la Trinidad: El bautismo de Jesús es uno de los momentos en los que la Trinidad se revela de manera explícita. La voz del Padre, el Hijo siendo bautizado, y el Espíritu Santo descendiendo en forma de paloma muestran la naturaleza trinitaria de Dios.
En resumen, el bautismo de Jesús no fue porque él necesitara arrepentimiento o purificación, sino para dar ejemplo, cumplir con el plan de Dios y preparar el camino para su misión redentora.
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